INTRODUCCIÓN
En la capital de Paraguay, Asunción, existe una zona geográfica llamada Bañados que se divide en Zona Norte, denominada Tacumbú, y Zona Sur. Se conoce como Bañados por estar ubicada en los bordes del río Paraguay y porque, debido a esto, se ve afectada directamente con las crecidas (inundaciones) del río. Los Bañados de Asunción comenzaron a ser habitados como resultado de la expulsión del campesinado debido a la expansión de la soja en las décadas de 1950 y 19601.
En este sentido, Pereira afirma que, «con la desterritorialización, el campesinado se reterritorializa en la periferia de centros urbanos, especialmente en Asunción, promoviendo prácticas de urbanización sin ordenamiento. Los Bañados consisten en comunidades que viven en las márgenes del río Paraguay en Asunción»2.
En 2012, 100.000 personas habitaban los Bañados, número que creció, sobre todo, en los últimos 14 años, o sea, desde el inicio de la expansión de la producción de soja en el país3.
En el mismo texto, cita que Palau, Cabrello, Maeyens, Ruilli y Segovia afirman que relocalización de familias de agricultores desplazados reubicándose en los mayores centros urbanos y en las periferias de pequeños núcleos urbanos, en condiciones de marginalidad y precaria subsistencia, los campesinos e indígenas son los refugiados del modelo agroexportador1.
Además, los Bañados conforman los llamados «cinturones de pobreza», donde el trabajo informal se impone como principal medio de sustento, según Galeano Monti, las personas pobres urbanas, como las y los pobladores del Bañado Sur, trabajan en changas, oficios y actividades indeseados socialmente (como ser recicladores, carriterosª, empleadas domésticas, vendedores ambulantes, limosneros en las esquinas y semáforos…), como así también en empleos de exclusión (con falta de garantías laborales adecuadas), o bien se encuentran en situación de desempleo4.
Los mismos autores, centrándose en el territorio donde se llevó a cabo esta experiencia, afirman que en el Bañado Sur residen aproximadamente unas 15.000 personas y que la mayoría de ellas pertenecen a familias que viven en pobreza extrema y que sobreviven haciendo trabajos como «gancheros» (así llaman a los que viven del rebusque y la recolección de basuras en el vertedero), recolectores o recicladores en el vertedero municipal de Cateura o en las calles4.
En la mayoría de los países de esta región, el reciclaje es uno de los trabajos informales más practicados y, desgraciadamente, uno de los oficios donde el cuerpo más se expone a factores de riesgo para su salud física y mental5-7. Según Ballesteros y sus colaboradores, entre los diferentes factores de riesgo que afectan la salud del ser humano al manipular residuos sólidos, se encuentra la exposición a microrganismos, vapores y lixiviados tóxicos derivados de la descomposición de las basuras, temperaturas extremas, radiaciones ultravioleta, discriminación y rechazo por la comunidad, tránsito vehicular y cargas físicas excesivas8.
Varios estudios internacionales y algunos nacionales (en nuestro país no existen muchos artículos que traten esta problemática de la salud relacionada con el oficio del reciclaje) coinciden en que los problemas de salud más frecuentes en esta población son prevenibles, como son lumbalgias, cefaleas, infecciones respiratorias y gastrointestinales, irritaciones dermatológicas, aparte de otras que están directamente relacionadas con las condiciones del mismo trabajo y los recursos de higiene, protección y seguridad en el proceso del reciclaje9-11.
Por otro lado, pero también al mismo tiempo, las enfermedades prevenibles ocupan un reto especial en la Atención Primaria, estrategia ya conocida a nivel global, pero que en Paraguay recién comenzó a instalarse en 2008, siendo los Bañados uno de los territorios primeros en los que se implementó. Sin embargo, las mismas patologías siguen siendo las más frecuentes en la población de recicladores, lo que deja una gran cuestión en el aire: ¿cómo se construye salud en y con ellas4,12?
En este sentido, este texto trae el relato de una experiencia en el intento de construcción de un camino conjunto entre el campo de la salud y las obreras del reciclaje, con miras a profundizar en el análisis de su trabajo y sus condiciones como elementos importantes en la producción de salud o enfermedad de sus cuerpos.
Desde este lugar común, tal vez se pueda vislumbrar nuevos caminos hacia la construcción de una salud, desde una perspectiva identitaria, de cuidado y desde el reconocimiento de una clase trabajadora que coloca su cuerpo en un trabajo invisibilizado con el que protege la salud pública, las calles, los ríos, el país, el planeta.
Las historias de estas mujeres no son noticias de cabecera de ningún informativo, muy al contrario, quedan ocultas por una infinidad de motivos: por el hecho mismo de ser mujeres, de ser pobres y de dedicarse a un trabajo que consiste en manipular basura. Sin embargo, detrás de estos estigmas sociales se esconden funciones insustituibles para una sociedad: la recuperación del paisaje y el medio ambiente, el movimiento de la economía local, la recuperación de productos considerados inútiles para su reutilización, etc.
Claramente, las discusiones y experiencias que brotaron fueron particulares de cada grupo. Por ejemplo, en los grupos correspondientes al período pandémico, se debió estudiar y hablar sobre el contagio por coronavirus en el trabajo, en los hogares, en los hospitales; sin embargo, el análisis se hizo desde las desigualdades y desde la comprensión de que la información científica correcta, adaptada a las realidades de estas mujeres, podía protegerlas de esta enfermedad. Por fortuna, ninguna de ellas ha dejado este mundo en este período.
OBJETIVOS
- Describir aspectos de la zona donde desarrollan su vida las trabajadoras de la recolección.
- Incorporar elementos de resignificación positiva en relación con el trabajo de reciclaje de mujeres recicladoras organizadas o no del Bañado Sur de la ciudad de Asunción (Paraguay).
- Concienciar sobre la producción de salud-enfermedad y su relación en torno a las condiciones de trabajo y de vida de las mujeres recicladoras.
- Explorar las prácticas de autocuidado y uso de medicina natural ante las dificultades de acceso a los servicios de salud disponibles para la comunidad.
- Identificar elementos positivos y negativos para la salud mental en este grupo de trabajadoras.
MÉTODOS
Se realizaron 28 encuentros con 153 mujeres agrupadas en 7 grupos entre 2019 y 2022, con una pausa en 2021. La muestra fue seleccionada por conveniencia, no aleatorizada.
Se eligió la modalidad de taller debido a las prácticas ya conocidas y aceptadas por la comunidad, donde existe un moderador y los participantes van incorporando sus experiencias de acuerdo al tema. Los talleres fueron replicados en todos los grupos siguiendo la misma estructura y los mismos contenidos, para poder seguir un camino común entre los grupos.
Primer encuentro: «Conociendo el trabajo de reciclaje, desde donde están ellas»
Como acercamiento inicial, se partió hacia las presentaciones personales, indagando delicadamente en sus historias de vida y de trabajo. Mediante un conjunto de preguntas disparadoras, como nombre, edad, alguna patología conocida y lugar de trabajo (vertedero Cateura, carriteras o en el propio hogar), se dio pie a compartir conocimientos acerca del origen y composición del proceso de reciclaje.
El cuerpo, ese museo de nuestras historias
Una retroalimentación de los contenidos explorados anteriormente y una dinámica de simulación de consulta médica, donde ellas acudían con el problema de salud más frecuente identificado previamente, dieron inicio al segundo encuentro.
La escena fue construida colectivamente, pero dirigida por ellas. De esta manera, se ubicó en un servicio de urgencias (al que más acceden por cuestiones de tiempo y horario de trabajo) con el motivo de consulta de dolor lumbar.
En este punto se vieron dos caminos posibles para la resolución de ese problema. El primero fue la atención centrada en el síntoma o problema, donde la resolución ofrecida resultaba en la aplicación de analgésicos que calmaban los dolores por algunos días, generando visitas frecuentes al servicio de urgencias.
En el segundo camino eran recibidas por profesionales de la salud que indagaban sobre sus modos de vida y trabajo, evidenciando en los cuerpos el resultado de la reproducción social de la salud.
A partir de estas discusiones se colocaron elementos de análisis que permitieron comenzar a relacionar el trabajo y la salud, nombrando las principales dolencias que presentan en sus cuerpos, teniendo como margen temporal el inicio del trabajo como recicladoras. Al final de este primer encuentro se invitó a reflexionar sobre los métodos de alivio de dichas dolencias, según su práctica habitual.
Lo que está detrás del «Yo reciclo». Trabajo y salud
Tomando como punto de partida la respuesta más repetida de las mujeres al ser consultadas sobre su oficio, se hizo una dinámica donde se comparaban los trabajos de reciclaje con el quehacer médico.
Profundizando en la producción de residuos a nivel mundial, regional y nacional, fuimos desgranando las funciones invisibilizadas detrás del «Yo reciclo», como son:
- Otorgar nuevo valor y nueva función a objetos considerados basura.
- Mover la economía con características ecológicas.
- Recuperar el entorno social, el paisaje.
- Disminuir la carga de contaminación ambiental.
- El amor entre mujeres salva.
En el último encuentro se hizo un breve recorrido y repaso de todos los encuentros, se describieron los componentes internos y externos del lugar de trabajo, así como también aquellos transversales de la vida de las trabajadoras.
Para finalizar el ciclo de encuentros, y con la intención de ofrecer elementos de protección a las participantes, se entregaron equipos de protección de calidad como pilotos, botas, tapabocas, guantes y linternas para las que trabajan de noche, para disminuir los problemas de salud relacionados con el trabajo, sean infecciosos o no infecciosos.
El amor entre mujeres salva
En el último encuentro se hizo un breve recorrido y repaso sobre todos los encuentros, se describieron los componentes internos y externos al lugar de trabajo, así como también aquellos transversales a la vida de las trabajadoras.
RESULTADOS
Primer encuentro: «Conociendo el trabajo de reciclaje, desde donde están ellas
En este encuentro clasificaron todas juntas la basura o los residuos urbanos en diferentes categorías: orgánica, inorgánica, tóxica, y también como objetos de reventa, que son su fuente principal de ingresos, objetos de uso personal o doméstico y desechos finales, con los que obligatoriamente entran en contacto mientras seleccionan los primeros. Posteriormente, se hizo una cartografía del «camino de la basura», desde la recolección de los desechos, casa por casa, hasta su llegada final al vertedero Cateura, y se identificaron los puntos en el proceso de reciclaje en el que interviene el trabajo de ellas.
Desde esta mirada se generaron nuevas e importantes discusiones sobre las condiciones laborales en las que se desarrolla el trabajo tanto en relación con los componentes estructurales del mismo como también con las condiciones particulares y singulares de cada una de las mujeres (garantías laborales, servicios de salud disponibles, condición económica, relaciones familiares, vínculos comunitarios).
Para citar algunos, encontramos la falta de sanitarios en el vertedero, la falta de agua mineral, de área de descanso, de dispensario, de uniforme, de iluminación eléctrica, viviendas con estructuras precarias, falta de agua potable, significativos problemas de adicciones en el barrio, inundaciones constantes, dificultad de acceso a las unidades de salud familiar (USF), así como al Hospital Barrio Obrero (referencia hospitalaria de alta complejidad de la zona).
En los grupos correspondientes al período de pandemia, varias mujeres relataron que, al trabajar en espacios abiertos, no hubo muchos contagios por COVID-19 mientras trabajaban; estos sucedían más cuando iban al hospital, donde no había una seria separación de áreas destinadas a cuadros respiratorios o polivalentes, o cuando iban casa por casa recogiendo objetos/basura, ya que el uso de tapabocas no era muy frecuente en estos encuentros ni por parte de las personas de las casas ni por parte de las recicladoras, pero eran ellas quienes más sufrían discriminación en las calles al ser consideradas vectores de enfermedad.
A partir de estas discusiones, se colocaron elementos de análisis que permitieron comenzar a relacionar el trabajo y la salud, nombrando las principales dolencias que presentan en sus cuerpos, teniendo como margen temporal el inicio del trabajo como recicladoras. Al final de este primer encuentro se invitó a reflexionar sobre los métodos de alivio para sus dolencias, según su práctica habitual.
El cuerpo, ese museo de nuestras historias
A partir de esto se abrían nuevas comprensiones acerca de las causas de los problemas de salud más frecuentes en el grupo y, también, nuevas posibilidades de abordaje a los mismos, como por ejemplo mejores condiciones laborales, mayor protección social, mayor participación dentro de la estrategia de Atención Primaria a través de las unidades de salud de la familia, alianza con organizaciones de barrio, entre otras.
Poco a poco se amplió la mirada hacia la relación trabajo-salud y se pasó a explorar los métodos más utilizados por ellas para el alivio de sus síntomas o enfermedades. Finalmente, el autocuidado y la automedicación (natural o alopática) se mostraron como las primeras vías de recuperación de la salud.
Para entender las elecciones más frecuentes en el abordaje a los problemas de salud, se analizó la situación actual del sistema sanitario en relación con el acceso real a los servicios de salud como también a los medicamentos y estudios para esta población y se identificaron varios obstáculos.
Tras la identificación y la exposición de los principales retos para una asistencia sanitaria óptima, se reflexionó sobre un sistema de salud que mire a las condiciones de trabajo a las que están sometidas y llegamos a la discusión sobre el rol del Estado a la hora de garantizar el derecho a la salud.
Con todas estas reflexiones e intercambio de saberes, se inició un debate sobre la formalización del trabajo como manera de reconocimiento, reparación histórica, valorización y garantía de derechos para las trabajadoras del reciclaje, a fin de mejorar principalmente sus condiciones laborales, lo que a su vez contribuirá a mejorar sus condiciones de vida, en su concepto integral.
Lo que está detrás del «Yo reciclo». Trabajo y salud
Aquí se reflexionó sobre las relaciones familiares y comunitarias, las preocupaciones por los hijos e hijas, el cambio climático, las inundaciones, las viviendas precarias, el acceso al agua, la inseguridad en el barrio, la problemática de drogas en la comunidad, así como los sueños, deseos y aspiraciones de cada una de estas mujeres por medio de sus relatos.
Una de las frases más comunes en todos los grupos fue: «Si me quedo en mi casa, parece que más me enfermo, entonces me preparo y ya me voy a trabajar». Tras esta expresión, se produjeron risas, y se creó un ambiente más ameno.
En este encuentro se analizaron varios conceptos negativos en relación con el trabajo, como la visión negativa de la sociedad, la dignidad y los aspectos relativos a la apariencia física. A pesar de ser la última y única opción laboral de estas mujeres, se identificó también el espacio en el que se desarrollan y el medio que les permite soñar futuros mejores, juntas. Esto fortaleció el concepto de la dignidad del trabajo y la importancia de la producción honesta, más allá de los estigmas sociales.
En los distintos grupos, se ha logrado identificar el tipo de dolencia y su frecuencia, encontrándose similitudes como dolor osteomuscular, mayoritariamente espalda, rodillas y brazos, debido a la carga promedio de 40 kilos de residuos urbanos que soportan semanalmente; alergias e irritaciones en piel y ojos, cefaleas, disminución de la agudeza visual e infecciones respiratorias.
También se identificaron los principales problemas que tienen para el acceso a una salud de calidad:
- Horario de trabajo incompatible con la oferta de los servicios de salud más cercanos, que son las USF del barrio y el Hospital General de Barrio Obrero, cercano al lugar de residencia de las asistentes.
- La falta de médicos y médicas en las USF de los barrios.
- Largas filas de espera en el hospital.
- Falta de medicamentos, deshumanización en la atención en salud.
- Atenciones de urgencia y puntuales, sin seguimiento ni consideración del trabajo como determinante de su salud.
- Largas colas para las consultas de atención especializada como traumatología y fisioterapia, así como para la realización y obtención de estudios.
Otro aspecto que se logró visualizar fue cómo afecta el carácter informal del trabajo en todos los aspectos mencionados.
Se hicieron cálculos básicos de lo que podría costar regularizar la situación de las y los trabajadores del reciclaje y se habló de las vías existentes para lograrlo, se compartieron experiencias de regularización de los trabajadores del reciclaje en otros países y de la articulación con otros sectores para generar documentos que puedan apoyar y demostrar la relación salud-medio ambiente-trabajo del reciclaje.
Se utilizaron elementos de reconocimiento del espacio de trabajo como un factor positivo para las mujeres, pues en él, como compañeras de labor, pueden hablar entre ellas, lo que les permite contar sus problemas, reír de otras cuestiones, distraerse, soñar, ocupar su mente con temas ajenos a los problemas cotidianos, relajarse y volver a sus casas con más fortaleza y alegría, gracias tanto al tiempo compartido con las otras mujeres como al hecho de poder seguir trabajando para llevar dinero a sus familias.
Este diálogo fue descrito como positivo por parte de las personas que participaron de los encuentros.
Las participantes comentaron que en muchas ocasiones utilizan métodos empíricos para tratar ciertas afecciones y que solo acuden a los servicios de salud disponibles si los síntomas no remiten o las molestias son muy fuertes.
Se identificó al cuidado entre mujeres como renovador y promotor de salud y se diseñaron estrategias para seguir cuidando de este aspecto, incluyendo los servicios de centros vinculados a la Asociación Mil Solidarios como la Asociación Mujeres Unidas del Sur y CAFA (centro de atención familiar), que ofrece atención psicológica, jurídica, orientación laboral y talleres de oficios a la comunidad del Bañado Sur.
DISCUSIÓN
En una primera parte, se identificó el ámbito de trabajo de las trabajadoras, en relación con su función, el medio en el cual se desenvuelven y su visión acerca de las dificultades y afecciones de salud. En 2019, Ziaei y sus colaboradores analizaron la percepción de los trabajadores del reciclaje selectivo en Irán y señalaron que las exigencias del trabajo y las malas condiciones de vida provocan dificultades para continuar la labor diaria, pero que ello es menos impactante si las personas tienen mejores condiciones de subsistencia, lo que incluye la vivienda y la comida13.
Rodero y sus colaboradores analizaron patologías dermatológicas y otras enfermedades frecuentes en recicladores y observaron una alta frecuencia de heridas y varios tipos de infecciones de la piel, tanto generadas por bacterias como por hongos o parásitos. También reportaron problemas respiratorios, cefaleas y problemas odontológicos, hallándose un riesgo elevado tanto por las características del trabajo como por la no selección de los residuos antes de ser desechados12.
En Irak, en 2020, Abdulah y un equipo de colaboradores observaron que un tercio de los trabajadores del reciclaje eran fumadores, que aproximadamente el 16% tenían patologías crónicas, y un porcentaje menor, problemas dentales14.
El proceso de reconocimiento de las afecciones también llevó consigo la relación con el tipo de trabajo, las condiciones en las cuales se hace y una comprensión acerca de la necesidad de mejorar el mismo.
En 2016, Aparcana hizo un estudio muy interesante sobre el desafío que tienen los países de ingresos medios y bajos para alcanzar la regularización de los trabajadores del sector de la recolección. Según este autor, existen cinco aspectos que se deben tener en cuenta: 1) político-legal, d) institucional-organizativo, 3) técnico, 4) social, y 5) económico-financiero. El estudio encontró dificultades en estas cinco áreas, especialmente en la social y en la económica, por lo que el éxito de la estrategia no depende tanto de la misma, sino de los problemas preexistentes de manera estructural en cada país10.
Este último estudio se relaciona también con el tercer momento, donde las recicladoras analizan su situación social como parte del problema, lo que nuevamente traslada el problema a la cuestión social estructural en este caso.
En 2021, Severiche Sierra y sus colaboradores analizaron el cumplimiento de la regularización del sector recolector en Colombia y, en sintonía con los resultados del trabajo de Aparcana, no encontró diferencias en la seguridad en el trabajo entre sectores organizados y regularizados y el sector no regularizado, pero sí en el acceso a la atención médica, lo que se relaciona con los resultados finales del trabajo que, a diferencia de Severiche Sierra, sí ve problemas en el acceso a los servicios de salud y la disponibilidad de dispensarios en las zonas de residencia de las recicladoras15.
CONCLUSIÓN
Las jornadas se desarrollaron con mujeres recicladoras organizadas, miembros de una organización civil, que residen en el Bañado Sur-Tacumbú, Asunción (Paraguay).
Durante el proceso se logró acercar a los grupos de mujeres que han podido participar de la experiencia, así como una resignificación positiva del trabajo y su rol en la sociedad, mediante el diálogo, usando estrategias dinámicas y, principalmente, desde su cosmovisión.
Las discusiones permitieron brindar elementos positivos de autorreconocimiento en relación con el rol social de las mujeres y la tarea que llevan a cabo.
Se logró acercar conceptos para la comprensión de la salud, como un derecho humano dentro de un proceso histórico. Se discutió acerca de la aparición de las patologías más frecuentes como resultado de su exposición diaria a la basura, así como de las condiciones de trabajo, de la vivienda, geográficas, económicas y culturales.
El autocuidado consistió básicamente en prácticas de curación populares con uso de hierbas o recetas de tipo ancestrales o provenientes de prácticas sociales empíricas.
Como elemento positivo de salud mental, se puede citar las reuniones periódicas que tienen este grupo de mujeres en torno a la organización a la que pertenecen, lo que les permite escuchar otras historias y cooperar en tareas cotidianas. Como elementos negativos, se puede decir que las jornadas laborales y las dificultades cotidianas afectan al estado de ánimo de todas estas mujeres.
ª Persona dedicada a la carga y el transporte de materiales y objetos.
Edgar Fernández
15-12-23
Excelente felicitaciones por el aporte