INTRODUCCIÓN
Las actividades comunitarias de Atención Primaria se centran en mejorar los servicios de promoción de la salud, prevención de la enfermedad y en las actividades de apoyo precoz de trastornos evitables en grupos de riesgo. La salud mental es, por tanto, también un asunto de salud pública y comunitaria.
Los trastornos mentales más frecuentes son los de ansiedad, seguidos de los trastornos del ánimo, y constituyen, solos o asociados, una de las consultas más frecuentes en Atención Primaria de Salud.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS)1, la depresión es un trastorno mental frecuente2 que puede cronificarse. Se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o carencia de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración.
Tanto la ansiedad como la depresión pueden diagnosticarse y ser tratadas en el ámbito de la Atención Primaria, precisando de seguimiento psicoterapéutico profesional cuando tienen carácter moderado o grave.
La prevalencia de estos trastornos en la comunidad varía del 2,3% al 8,9%. Si nos remitimos a estudios de Atención Primaria, la prevalencia aumenta, oscilando entre un 20% y un 40%. Las mujeres tienen más riesgo de padecerlos que los hombres, con una prevalencia cercana al doble3.
Según el estudio ESEMed/SAMCAT, el 23,7% de la población catalana adulta presentará a lo largo de su vida un trastorno mental. El 15,2%, una depresión mayor (frente al 10,5% en el estado español) y el 11,3% presenta trastornos de ansiedad (frente al 9,4% en el estado español). Es a partir de los 35-49 años cuando estos problemas de salud son más frecuentes4.
La alta prevalencia de trastornos mentales se relaciona con las transformaciones de nuestra sociedad, carencia de apoyo familiar, soledad, ruptura de redes sociales y aumento de prevalencia de patologías orgánicas crónicas relacionadas con el aumento de la esperanza de vida y el envejecimiento poblacional.
La lectura guiada permite abordar problemas relacionados con la esfera emocional5, estudios de intervención con biblioterapia6,7 han evidenciado mejorías significativas de la percepción de salud de los pacientes con problemas de salud mental leves diagnosticados8,9, no habiéndose demostrado en aquellos con enfermedad grave10.
La Atención Primaria debe incrementar sus esfuerzos en mejorar las estrategias de salud centradas en las necesidades de la población y de las personas usuarias11,12. En el marco de la Asamblea de Barrio de 2016, la salud mental se valoró como una de las tres prioridades para intervenir en el plan comunitario del barrio del Carmel13, junto a la educación sanitaria y la precariedad económica.
OBJETIVOS
Objetivos principales
- Analizar la percepción de la propia salud emocional a través de la biblioterapia en personas que manifiestan malestar emocional, con diagnóstico de depresión y/o ansiedad leve.
- Evaluar el efecto de la biblioterapia sobre la calidad de vida percibida de las personas participantes.
MÉTODOS
Estudio piloto cuasi-experimental de antes y después.
Se reclutaron pacientes de 18 años o más del CAP El Carmel desde abril de 2017 hasta octubre de 2018 que manifestaran malestar emocional, depresión y/o ansiedad, confirmados con la escala de Goldberg (A ≥ 4 y B ≥ 2, por depresión y ansiedad) y que aceptaran participar en la intervención. Se excluyeron pacientes con deterioro cognitivo (Lobo < 24 en mayores de 65 años y < 29 en menores de 65 años), analfabetos y menores de 18 años.
Un grupo de profesionales sanitarios del CAP, el psiquiatra de referencia y la directora de la Biblioteca Juan Marsé elaboraron un listado de 30 libros (anexo 1) en base a su experiencia personal y con la ayuda del libro Manual de remedios literarios14. En el marco de las visitas clínicas, los profesionales proponían a los pacientes la participación en el estudio y, previo consentimiento informado, se hacía la visita inicial para confirmar el diagnóstico. Al final de la visita, se presentaban los diferentes libros disponibles en la biblioteca para que eligieran desde uno hasta tres.
Durante la visita inicial se hacía una valoración con las escalas de Goldberg y EVA de EuroQol (calidad de vida autopercibida) y se repetía a los 6 y 12 meses para valorar la evolución (anexos 2 y 3). La visita a los 6 meses permitía mantener la adherencia de los pacientes y ofertar nuevas lecturas si el paciente había finalizado las anteriores o si solicitaba cambiarlas.
Fueron reclutados 25 pacientes, de los cuales completaron el estudio 16; 3 pacientes realizaron solo la visita de los 6 meses, y 6 pacientes solo hicieron la visita inicial. Las personas que abandonaron el estudio lo hicieron por el deseo de no continuar, por incomparecencia a las citaciones y en un caso por desplazamiento. La adherencia al seguimiento del estudio fue del 64%.
El número total de lecturas ofertadas en las visitas (inicial y a los 6 meses) fue de 99 libros, con una media de 3,96 libros por paciente. A los pacientes que finalizaron el estudio a los 12 meses, la media de libros ofertados fue de 5,125.
Se hizo el análisis de los datos por intención de tratar, extrapolando el resultado basal de las pérdidas a los valores finales del estudio.
De los participantes, un 84% fueron mujeres, y un 16%, hombres. La media de edad fue de 47,16 años. Un 28% tenía estudios superiores, un 28% estudios de secundaria, un 24% tenía estudios primarios, un 8% tenía la primaria incumplida y otro 8% carecía de estudios primarios.
Un 52% tenía un diagnóstico previo de ansiedad, un 8% de distimia (trastorno adaptativo, estrés, trastorno emocional) y un 8% de depresión. El 28% de los casos tenía más de un diagnóstico.
El 76% de los participantes recibía un tratamiento farmacológico para el trastorno anímico y un 64% hacía seguimiento con psiquiatría.
La escala de Goldberg para ansiedad obtuvo una puntuación media de 6,2 puntos preintervención, siendo la media de 4,72 puntos en el caso de la depresión. El EuroQol basal fue de 48,3 puntos.
Si comparamos estos valores basales obtenidos preintervención con los valores obtenidos postintervención (a los 12 meses), podemos observar cómo la escala de Goldberg por ansiedad postintervención se redujo hasta los 4,2 puntos, una reducción estadísticamente significativa de casi 35% (p = 0,01). Si miramos el Goldberg por depresión postintervención, este fue de 3,32 puntos, mostrando una reducción sin significación estadística del 30% (p = 0,138). El EuroQol a los 12 meses obtuvo una puntuación media de 55 puntos y mostró un aumento del 13,9% respecto al basal (p = 0,185) (tabla 1).
DISCUSIÓN
Mediante el presente estudio, con un análisis con intención de tratar de los 25 pacientes incluidos, se evidencia una mejoría estadísticamente significativa en lo que se refiere a la sintomatología relacionada con la ansiedad. Sin embargo, la tendencia a la mejoría para la depresión y la calidad de vida autopercibida no es significativa.
Un 76% de los pacientes recibía tratamiento farmacológico al inicio del estudio, cuyos cambios (recogidos solo de forma descriptiva en el presente estudio) pueden influir en los resultados de percepción de bienestar emocional.
En la población estudiada, un 16% de los pacientes no tenía estudios primarios, mientras que los que los tenían sumaban un 24%, bagaje que puede limitar su atracción por la lectura, la adherencia al estudio y la percepción de mejoría tras la intervención.
Si bien se trata de un estudio cuasi-experimental con una muestra que ha resultado ser insuficiente al infravalorar el número de personas que abandonaron el estudio cuando realizamos el cálculo muestral —lo cual limita la robustez de los resultados y su aplicabilidad—, nos permite observar tendencias y plantear escenarios donde aplicar la biblioterapia como pilotaje para futuros estudios.
CONCLUSIONES
Presentamos los resultados del estudio a pesar de sus limitaciones y de los resultados solo parcialmente significativos. Estas limitaciones son las referentes al tamaño de la muestra, la baja adherencia a las visitas de seguimiento y al desconocimiento de la adherencia al tratamiento en los pacientes sin seguimiento. Esto nos hace pensar que en el contexto social de nuestro barrio el hábito de la lectura esta poco arraigado. Además, siendo la inclusión de pacientes oportunista, se corre el riesgo de atraer mayoritariamente a aquellos pacientes con afición a la lectura. Disponer de un listado de libros accesibles e interesantes facilitados por los profesionales acerca y allana el camino tanto a lectores habituales como a los que no lo son.
Siendo tan bajo el coste que representa ofrecer la lectura como ayuda al bienestar emocional de los pacientes, parece lógico intentar aplicarlo sabiendo que el éxito dependerá de la población donde hagamos la intervención, y que nuevos estudios con muestras mayores nos permitirían afinar en cuanto a los pacientes que más se pueden beneficiar de la biblioterapia y perfeccionar la intervención para, finalmente, mejorar la percepción de bienestar emocional de nuestros pacientes.
Agradecimientos
A Virgínia Fusté por compartir su conocimiento, a Isabel Montaner, por su entusiasmo, y a Maribel Fernández, por su tiempo.