Introducción
Desde hace unos cuantos años está aumentando la sensibilización de la población acerca de nuestra responsabilidad en frenar el cambio climático. Los impactos negativos en la salud son una de las principales consecuencias de la crisis climática, ya que se asocia con una alta mortalidad y con un importante agravamiento de enfermedades circulatorias, respiratorias, neurológicas, etc., por efecto del incremento de las olas de calor y por el aumento del riesgo de enfermedades transmitidas por vectores, entre otros muchos problemas de salud pública1 que afectan especialmente a los grupos más vulnerables.
Además, el sector sanitario contribuye con un 4-5% a las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI)2.
Desde mayo de 2022 hasta marzo de 2024, 113 personas han finalizado un curso de atención plena con el programa de terapia cognitiva basada en mindfulness (MBCT, por sus siglas en inglés)3 en Ribafrecha, localidad riojana de unos 800 habitantes mayores de 18 años, dentro del Programa de Mejora del Bienestar Emocional basado en la Atención Plena4. Este programa lo llevó a cabo el médico de familia de la localidad, capacitado como practising teacher de MBCT por la Universidad de Bangor (Reino Unido).
Durante el transcurso del programa se mantuvo una especial atención sobre el control del gasto energético y el uso de materiales. Como prolongación de esa atención, se optó por calcular la huella de carbono generada por las actividades del programa5.
La huella de carbono mide la totalidad de las emisiones de GEI generadas directa o indirectamente por una persona, grupo, organización, empresa o servicio en masa de dióxido de carbono equivalente (CO2eq). Se usa esta nomenclatura porque es el gas más abundante en los GEI, y se utiliza como referencia en la medición del resto de los elementos.
Conocer la huella de carbono que se genera ayuda a aumentar la conciencia de la contribución personal (o de grupo, o de actividad) al cambio climático, y puede animar a las personas a emprender acciones cotidianas que disminuyan las emisiones o las compensen6.
La compensación de la emisión de gases de efecto invernadero mediante la plantación de árboles, con los matices necesarios7, es una de las actividades que la mayoría de las instituciones nacionales e internacionales asumen como adecuadas para ese fin8. Por ello, y teniendo en cuenta otros objetivos que podrían conseguirse con esta actividad (sensibilización ante el problema del cambio climático, realización de una actividad aglutinante para toda la comunidad), se planteó a los participantes de los grupos del Programa de Bienestar Emocional, y posteriormente al resto de la población de la localidad a través del Ayuntamiento, llevar a cabo una plantación de árboles para conseguir la neutralidad climática de la actividad9.
Objetivos
Reducir y compensar la huella de carbono originada por la actividad del Programa de Mejora de Bienestar Emocional basado en la Atención Plena (mindfulness) en la localidad riojana de Ribafrecha.
Implicar en la acción climática a toda la población de la localidad mediante una actividad comunitaria positiva.
Sensibilizar a la población sobre la importancia del cambio climático, así como de las acciones que pueden mitigarlo.
Métodos
Se hizo un listado de las actividades relacionadas con el Programa de Mejora del Bienestar Emocional basado en mindfulness, llevado a cabo en la localidad de Ribafrecha (La Rioja) desde mayo de 2022 hasta marzo de 2024, que podrían haber generado un consumo de recursos en relación con la huella de carbono. Estas actividades, junto con su emisión calculada de GEI, se muestran en la tabla 1.
El cálculo tuvo en cuenta que el programa lo desarrollaron 10 grupos de unos 11-13 participantes (113 personas en total), con 8 sesiones cada grupo de unas 2 horas de duración. La mayoría de los participantes residían en la localidad, por lo que el cálculo del gasto de transporte se centró en las personas que se desplazaban desde otra población.
Los resultados que aparecen en la tabla se obtuvieron siguiendo las indicaciones del documento del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico10, en el que se plantea que el cálculo de la huella de carbono de cada actividad debe obtenerse multiplicando el dato de actividad por el factor de emisión.
Una vez calculada la generación de kilogramos de CO2eq, se decidió cuál tenía que ser la compensación de esa huella de carbono mediante la plantación de árboles, ya que «el proceso más eficaz para la retirada de carbono de la atmósfera es la fotosíntesis»11. Teniendo en cuenta que la bibliografía consultada considera que cada árbol puede compensar unos 10-30 kg de CO2 al año, se decidió plantar 20 árboles de especies ya presentes en la localidad12. El Ayuntamiento asumió esta iniciativa como propia, ofreciendo su apoyo y colaboración.
Para escoger la localización más adecuada, se planteó que debía cumplir algunas características para que fuera accesible para la mayoría de las personas: a una distancia no mayor de 1.500 metros del casco urbano, con bancos en el sendero y en la propia localización, con desniveles mínimos en el trayecto, etc.
Como fecha para la actividad se señaló el sábado 16 de marzo de 2024, aprovechando su proximidad con el 21 de marzo, Día Mundial de los Bosques y Día del Árbol en España.
Durante las semanas anteriores se convocó la actividad, aprovechando tanto los cauces de comunicación de los grupos del Programa de Bienestar Emocional (principalmente, la mensajería instantánea), como mediante su inclusión en la página web del Ayuntamiento y en sus redes sociales.
Esta convocatoria se hizo extensiva a toda la población de la localidad, no solo a los participantes en el programa, con el fin de que los objetivos de sensibilizar acerca de los problemas del cambio climático y contribuir a «hacer comunidad» pudieran llegar a todos los habitantes del municipio.
Resultados
El cálculo de la huella de carbono fue de 340,3 kg de CO2eq (tabla 1) y la compensación de dichas emisiones se llevó a cabo mediante la plantación de 21 árboles, para conseguir una huella neutra de carbono de las actividades del Programa de Bienestar Emocional.
El día 16 de marzo de 2024 se reunieron alrededor de 100 personas en una plaza de la localidad para caminar juntos por un sendero paralelo al río Leza durante unos 1250 metros hasta llegar a la explanada elegida. Tras la lectura de una poesía por parte de una de las participantes, se invitó a los asistentes a escribir una pequeña reflexión en un papel; luego se recogieron todas las reflexiones en una caja, que se enterró en la explanada, a modo de firma comunitaria.
Se llevó a cabo la plantación de los árboles, y la actividad finalizó con un pequeño almuerzo en común y una sonriente vuelta al pueblo bordeando el río, con una sensación general muy positiva.
Discusión
La sensibilización de la población, incluidos los sanitarios, acerca de nuestra responsabilidad en la acción a favor del clima puede ser una parte importante de cualquier actuación, y más aún en actividades comunitarias como nuestro programa.
Aunque la actividad a escala individual no es la principal responsable de la emergencia climática6, un escrupuloso cuidado en el control del gasto de materiales y de recursos energéticos debería ser imprescindible en cualquier actuación, también en el ámbito de la salud.
El concepto de huella de carbono permite medir la producción de los gases de efecto invernadero de una forma clara, cuantificando su impacto ambiental, y aumentar la sensibilización de todas las personas involucradas en las actividades comunitarias (organizadores, participantes, etc.). Ofrece, además, una forma de comparación con otras iniciativas, y su disminución puede ser un objetivo medible para actuar en consecuencia, tanto en las actividades evaluadas como en el resto de las acciones cotidianas.
Aunque el mayor esfuerzo contra el cambio climático debe ser la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, la plantación de árboles como estrategia para disminuir la cantidad de CO2 en la atmósfera puede ser un complemento muy válido.
La toma de conciencia y la adopción de medidas de forma activa (con la humildad necesaria ante la magnitud del problema) puede contribuir a que la ciudadanía se sienta parte activa ante el calentamiento global, lo que quizá permita calmar, en parte, la sensación de cataclismo ambiental sin solución (lo que se conoce como ecoansiedad)13.
Desde la consulta de atención primaria se pueden incorporar las recomendaciones y los consejos para un estilo de vida saludable y sostenible, a la vez que desde las administraciones y otros agentes sociales se impulsan acciones de reducción de emisiones de GEI en todos los ámbitos (energía, movilidad, urbanismo, alimentación…) con un enfoque de salud en todas las políticas.
A modo de conclusión, involucrar a toda la población —incluidas las corporaciones locales— en iniciativas como esta, en un ambiente festivo de conexión y cercanía, no solo permite que las actividades comunitarias puedan llegar a estar libres de emisiones de gases de efecto invernadero (huella neutra de carbono), sino que puede contribuir a la sensibilización, la motivación y el empoderamiento tanto individual como colectivo en la mitigación de la crisis climática14.