Los profesionales que trabajamos en y para la Atención Primaria de Salud tenemos la responsabilidad de afrontar un enorme reto: el estado de salud de la población española empeora mes tras mes. La crisis económica y financiera que sufrimos desde hace más de 6 años está originando una disminución progresiva en los ingresos de la población trabajadora y de las personas dependientes de subsidios y prestaciones públicas. Además, según los datos oficiales publicados en la Encuesta de Población Activa de abril de 2014 que elabora el Instituto Nacional de Estadística, seis millones de ciudadanos residentes en España y que tienen voluntad de trabajar están desempleados. Entre ellos, un millón de familias no tienen ningún ingreso regular por el trabajo ni perciben subsidio público alguno.
El resultado no puede ser más evidente. Cada día, las consultas de médicos de familia, pediatras, enfermeros y trabajadores sociales están plagadas de miles de personas afectadas por esta situación de falta de ingresos económicos. Consultas que expresan problemas de salud tan variados como angustia, ansiedad y desesperanza por carecer ingresos suficientes; terror a no poder hacer frente a compromisos económicos pasados; deterioro del estado de salud físico por haber abandonado medicación imposible de comprar; sobrecarga física y psicológica derivada de asumir los cuidados y manutención de parte de la familia que ha regresado con los padres; pérdida de la autoestima personal por considerarse una carga familiar y social por no conseguir ingresos, o la aparición y el deterioro de enfermedades físicas influidas por las condiciones sociales y psicológicas que están viviendo estas personas1-6.
Los profesionales de los centros de salud nos hemos convertido en uno de los pocos recursos a los que la mayoría de la población (si excluimos a las personas no regularizadas por las leyes recientes) puede acudir sin coste alguno y con la esperanza de encontrar acogimiento y algún tipo de respuesta a su dolor y su sufrimiento. Pero la realidad resulta devastadora. La problemática es tan compleja que poco margen real de intervención queda dentro de cada consulta. Por tanto, nuestro reto es intentar paliar este deterioro en la salud de los ciudadanos utilizando todas las herramientas que pone a nuestro alcance la Atención Primaria. Porque la palabra y los fármacos son recursos insuficientes. Ahora, más que nunca, es el momento de anticiparse a estas consecuencias para la salud, es el momento de abrir las puertas de los centro de salud y salir a la comunidad para trabajar con ella y para ella, y, especialmente, es el momento de hacer ver a los responsables políticos y económicos el enorme impacto en la salud de las personas que esta crisis y la manera de gestionarla está teniendo en los ciudadanos.
Con la edición de la revista Comunidad tenemos la responsabilidad de ofrecer experiencias y trabajos, con el rigor y la metodología necesaria, para que sirvan de estímulo y modelo a todos aquellos profesionales que sientan el compromiso de mejorar la salud de los ciudadanos, aprovechando todas las potencialidades que ofrece la Atención Primaria. Invitamos a todos aquellos que hayan tenido experiencias comunitarias a que envíen sus trabajos, pues es la única manera de avanzar para mejorar el conocimiento científico.
Este número publica sendos artículos acerca del impacto en la salud sobre el género, uno de ellos referido al gravísimo problema de la violencia doméstica sobre las mujeres, y otro sobre las consecuencias en los hombres de la crisis económica. Además, se presentan varias experiencias y recursos orientados a trabajar con diferentes colectivos sociales, así como una herramienta útil para evaluar la enorme importancia que tiene para la salud el apoyo social, factor determinante en la resiliencia ante la enfermedad. También se incluyen varios textos sobre estrategias y metodología de promoción de la salud, así como un análisis de la Estrategia de Promoción y Prevención de la Salud del Sistema Nacional de Salud, aprobada por el Consejo Interterritorial.
No podemos olvidar que el estado de salud de nuestros ciudadanos, especialmente de aquellos más vulnerables, seguirá deteriorándose en los próximos años, y nos encontramos ante el reto de afrontar esta enorme responsabilidad.
Bibliografía
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- Chang SS, Stuckler D, Yip P, Gunnell D. Impact of 2008 global economic crisis on suicide: time trend study in 54 countries. BMJ. 2013 Sep 17;347.
- Vázquez ML, Vargas I, Aller MB. [The impact of the economic crisis on the health and healthcare of the immigrant population. SESPAS report 2014.]. Gac Sanit. 2014, Apr 3.
- Åslund C, Starrin B, Nilsson KW. Psychosomatic symptoms and low psychological well-being in relation to employment status: the influence of social capital in a large cross-sectional study in Sweden. Int J Equity Health. 2014 Mar 4;13:22.
- Hoffmann R, Borsboom G, Saez M, Mari Dell'Olmo M, Burström B, Corman D, et al. Social differences in avoidable mortality between small areas of 15 European cities: an ecological study. Int J Health Geogr. 2014 Mar 12;13:8.
- Urbanos-Garrido RM, Lopez-Valcárcel BG. The influence of the economic crisis on the association between unemployment and health: an empirical analysis for Spain. Eur J Health Econ. 2014 Jan 28.
Asensio López Santiago
Director de la revista Comunidad