Desde este domingo, 13 de febrero, la semFYC se siente huérfana. Nos ha dejado el doctor Salvador Tranche Iparraguirre, presidente de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria desde el 2016. Fue elegido en el transcurso de la asamblea que tuvo lugar en el marco del Congreso de la semFYC celebrado en A Coruña, en junio de ese año. Salvador Tranche era miembro de la Junta Permanente de la semFYC desde el 26 de noviembre de 2009. Se incorporó como integrante de la candidatura encabezada por Josep Basora, quien, a posteriori, fue su predecesor en el cargo. Nacido en Yanci (Navarra), ejercía desde hacía años como médico de familia en el Centro de Salud del Cristo (Oviedo), donde desarrolló la mayor parte de su vida profesional. En esta ciudad se asentó con Luisa para formar una familia; allí nacieron sus hijos, Itziar y Pablo. Y allí reunía ahora a sus cuatro nietos. Salvador se implicó a fondo en la mejora de la Atención Primaria y del Sistema Nacional de Salud. Estaba completamente convencido de que era uno de los ejes para la prosperidad en todos los sentidos de lo social, casi con una perspectiva humanista. Solo fruto de este convencimiento se puede entender que durante sus años de ejercicio se implicase en la gestión sanitaria (se convirtió en el gerente más joven de España al frente del Área Sanitaria de Oviedo durante unos años); fuera tutor de decenas de médicos internos residentes, que estos días se han despedido de él a través de Twitter con sentidos mensajes, y ejerciera como profesor asociado en el Departamento de Medicina y Salud Pública, en la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo. |
La primera vez que concurrió en una candidatura para la Junta Permanente de la semFYC, el lema elegido fue «En positivo». Su texto de presentación derrochaba la esencia de Salvador, de todo el ideario que ha defendido durante estos años sobre la universalidad, sobre el valor del acto médico, sobre el modelo de asistencia; pero además está plagado de sus giros poéticos y literarios. Así era Salvador.
En su presentación señalaba que estaba convencido de que lo que él podía aportar a la candidatura era «básicamente, !!entusiasmo¡¡». Escrito así, con doble exclamación. Pasados estos 6 años, es más que evidente que, como siempre, ha cumplido con creces la palabra dada.
La mayoría de nosotros nos dirigíamos a él como Salvador, como Salva o, incluso, solo como presi, muestra de lo próximo y cercano que era. Pero también de lo pegado al suelo que estaba, de lo próximo que siempre quiso estar a la realidad más coloquial que nos rodea y de la que nunca se alejó, aunque fuera el presidente de la mayor sociedad médica de nuestro país.
Ser el portavoz de los médicos y médicas de familia en España es una enorme responsabilidad que Salvador ejercía de un modo extraordinario, un adjetivo que le era tan propio y que tanto usaba en sus intervenciones, acompañándolo de gesticulaciones inclusivas con las manos. Esos gestos hacían que su interlocutor le sintiera cada vez más próximo y percibiera la fuerza que transmitía, incluso en estos momentos extraordinariamente duros para la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria y para la Atención Primaria que nos han tocado vivir.
Su discurso era detallista, entusiasta, analista y estaba abarrotado de certeros diagnósticos, con una capacidad de análisis innata y extraordinaria, que seguro empleaba en consulta con sus pacientes, y, también en su despacho cuando preparaba sus discursos y artículos. Su visión era eso, una mezcla entre optimismo, análisis, evidencia científica y capacidad de transmitir los mensajes más complicados de un modo que cualquier audiencia fuera capaz de entender.
De puertas para adentro, trabajando con su equipo, fue él quien nos transmitió fuerza en los momentos duros vividos en los últimos años. Su último mensaje en el chat de la Junta Permanente fue «¡¡Dándolo todo!!!», de nuevo con varias exclamaciones. Optimista hasta el domingo 13 de febrero.
Hemos leído emocionados la carta de la última estudiante en prácticas que acogió en su consulta. Manuela, queremos decirte que Salvador fue así con todos nosotros y que, para cada uno de nosotros, el día que le conocimos fue un día histórico. Tenía esa capacidad tan poco frecuente. Pero es que las personas como Salvador son muy poco frecuentes, las personas como Salvador escasean: son extraordinarias.
Precisamente, ese carácter, esa forma de ser tuya, nos hace sentirnos ahora huérfanos, Salva. Entrabas rápidamente a formar parte de las personas a las que uno siente, egoístamente, que puede disfrutar en proximidad. Las personas que son como tú tienen muy fácil la entrada en el corazón de todos nosotros. Pero ¿sabes qué, Salva? Que las personas como tú tienen extraordinariamente triste y difícil la salida.
«¡¡¡Dándolo todo!!!». Y así nos quedamos con esta responsabilidad que queremos compartir con todos los médicos y médicas de familia que ahora nos estáis leyendo. Es el momento de ir a por todas con entusiasmo, pues es lo que el presi hubiera querido.
¡Gran legado nos dejas! Hasta siempre, Salva.
Tu Junta Permanente y la gran familia semFYC